¿POR QUÉ ENFERMAMOS?
Si comemos algo y nos cae mal a la digestión diremos acertadamente que esa comida nos enfermó. ¿Pero, por qué en una misma mesa dónde se comparten los mismos alimentos en buen estado y perfectamente comestibles puede solo indigestarse alguien y no el resto?
Si tomamos un poco de frío probablemente no nos pase nada, pero algunos se resfriarán, otros padecerán faringitis, hasta quienes tendrán bronconeumonía. ¿Pero, por qué con el mismo frío y al mismo tiempo algunos enferman y otros no? ¿Por qué los que se enferman lo hacen de distintas maneras y con distinta gravedad?
La respuesta a este interrogante es que para que sea posible que enfermemos es necesaria la confluencia de un factor externo que actúa como desencadenante en un organismo sensible (atmosféricos, vivienda, alimentación, etc.) y un factor interno, que nos sensibiliza y predispone a padecer esas dolencias. (factores hereditarios y personales).
Todos somos sensibles en mayor o menos medida a algo, todos tenemos predisposiciones o debilidades en ciertas áreas del organismo que ante la exposición al agente ambiental externo desencadena síntomas de enfermedad. Pero recordemos que el órgano que se manifiesta no es la enfermedad en sí misma, sino que son solo parte de los síntomas con que el enfermo se expresa. (Estos síntomas de órgano siempre estarán acompañados por otros de su estado general y mental.)
La predisposición a enfermarnos puede deberse a factores hereditarios, genéticos y por sensibilización. Este último particularmente actúa por contacto, ya sea durante el embarazo o por cercanía en el núcleo familiar. El ejemplo puede sacarlo de lo cotidiano, en lo que sucede en los estados emocionales de madres que afectan sus hijos, los cuáles reciben la mejoría al mismo tiempo que sus padres cuando estos han sido tratados, aún más con tratamiento homeopático.
Cuando estamos en equilibrio sin síntoma alguno el organismo goza de gran salud y vitalidad y tiene la capacidad por sí mismo de volver a ese estado después de haber enfermado. Pero sucede que una vez que lo ha hecho esa susceptibilidad va aumentando conforme pasa el tiempo y la enfermedad se hace cada vez más crónica y cada vez le es más difícil retornar a ese estado de armonía previa.
Esto es por que la vitalidad de las células se va perdiendo y aunque un medicamento actúe haciendo desaparecer los síntomas las células se siguen deteriorando.
Pero si el medicamento actúa no solo mitigando los síntomas y su acción es en general estimular la vitalidad celular del enfermo, como ocurre con los medicamentos homeopáticos, originara una reacción vital celular de autocuración que pondrá en orden todas las funciones vitales del enfermo de forma natural y permanente.
El hecho de que no se afecten todos los órganos al mismo tiempo y con la misma intensidad es de hecho una maniobra de la naturaleza, que trata de mantener indemne la mayor área posible de nuestro organismo. Además se tratará siempre de proteger los órganos nobles o más importantes para la vida. Pero todas las partes se manifestarán, aunque sea sutilmente ya que somos y nos expresamos como un todo, tanto en la salud como en la enfermedad.
Tomado de :
http://www.homeounicista.com.ar/principal/por%20que%20enfermamos.htm