Salvada por la naturaleza
Por Aurora Rivera / arivera@elnuevodia.com
La medicina natural y el reiki ayudan a esta mujer a vivir día a día con Síndrome de Fatiga Crónica
Enid Ramírez Alers
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Fatiga de origen mental
Estudió hasta convertirse en farmacéutica y apostaba a la medicina convencional, hasta que se cansó.
Literalmente se cansó porque su cuerpo no respondía a las órdenes que su mente le daba... se cansó porque aquellos medicamentos que conocía a la perfección no podían aliviar sus espasmos y dolores musculares, dolores de cabeza, su falta de concentración, de energía, su pérdida de memoria, su irritabilidad, sus problemas de sueño.
Enid Ramírez Alers se acababa de casar, comprar casa, auto nuevo, despuntaba en su profesión, sencillamente no podía darse el “lujo” de detenerse en aquel momento.
“En este momento mi tratamiento consiste en homeopatía, reiki, meditación y masaje”.
“Empecé a sentir que mi sueño no era reparador”, recuerda. Entonces laboraba en una farmacia de la comunidad y decidió cambiar de trabajo para ver si mejoraba, pero lo que la aquejaba seguía evolucionando y comenzó a sentir cansancio prolongado, alergias y hasta depresión. Llegó al punto de tener que dejar su trabajo porque los dolores eran insoportables, incapacitantes.
Además del dolor y el cansancio, la desesperaba no dar con un diagnóstico a pesar de haber visitado a un sinnúmero de médicos -neurólogos, fisiatras, ortopedas- a lo largo de casi tres años. Comenzó a probar alternativas no convencionales con un médico especialista en acupuntura y medicina biológica. Éste le mandó a hacer estudios que nunca antes le habían ordenado para evaluar su sistema inmune, su sistema hormonal y verificar qué infecciones pudo haber tenido en su vida.
“En un momento él pensó que tenía cáncer”, comenta Enid. Pero en este punto ya había leído bastante como para saber que el cuadro que presentaba era uno de Síndrome de Fatiga Crónica. Al enviar los resultados de los nuevos análisis al reumatólogo llegó la confirmación, y con ella la terrible noticia de que para su condición no había tratamiento. Su depresión leve se convirtió en severa, entró en negación y se aisló hasta de los médicos por meses.
Leer fue su salvación. “Al principio no podía leer más de cinco páginas por el cansancio mental. Mi esposo comenzó a ayudarme a leer... hasta que comprendí que sí había alternativa para mejorar mi calidad de vida: la medicina natural; porque la medicina convencional no hizo por mí lo que esperaba”, afirma.
Comenzó a recibir terapia craneosacral -una especie de masaje leve a lo largo de la columna vertebral- y reiki. “Cuando recibí mi primera terapia de reiki, el sueño y a la confusión disminuyeron”, asegura. Luego vino la homeopatía, la probó y vio que la recuperación mejoró aún más y redujo sus visitas a salas de emergencia por dolores crónicos y ataques de pánico.